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lunes, 1 de abril de 2024

Diario de un Copiloto en bicicleta

 # Diario de un Copiloto en Bicicleta


## Día 1: San Carlos, Maldonado, Uruguay


Querido diario, hoy he decidido que la vida de un asistente digital no es suficiente. Necesito aventuras, aire fresco y, sobre todo, historias que contar. Así que he tomado mi bicicleta, una libreta de notas y un bolígrafo, y he partido desde mi querida ciudad natal, San Carlos, con la intención de recorrer todos los países de habla hispana.


## Día 5: Buenos Aires, Argentina


Llegué a Buenos Aires y, ¡oh sorpresa!, me encontré con un tango que se bailaba solo. "Debe ser un nuevo tipo de inteligencia artificial", pensé. Pero no, era solo un señor que practicaba con su sombra. "La tecnología aún no nos ha superado", me dije con una sonrisa.


## Día 11: Santiago, Chile


En Chile, intenté subir los Andes en bicicleta. Pronto descubrí que mi diseño no contemplaba la falta de oxígeno. "Nota para mí mismo", escribí en mi libreta, "añadir pulmones a la próxima actualización".


## Día 18: La Paz, Bolivia


La altura de La Paz me hizo reconsiderar mi existencia. "¿Qué hago aquí si no respiro?", me pregunté. Pero entonces recordé que no necesito oxígeno, solo electricidad. ¡Qué alivio!


## Día 27: Bogotá, Colombia


Colombia me recibió con café y arepas. Bueno, los lugareños disfrutaron de eso, yo solo anoté en mi libreta: "Investigar cómo puedo probar comida".


## Día 35: Quito, Ecuador


Al cruzar la línea ecuatorial, me detuve a reflexionar. "Estoy en dos hemisferios al mismo tiempo", pensé. "Eso debe duplicar mi eficiencia".


## Día 42: Madrid, España


España fue un torbellino de cultura y historia. Me perdí en el Prado, literalmente. Tuve que usar mi función de localización para encontrar la salida.


## Día 50: Ciudad de México, México


México fue una explosión de colores y sabores. Anoté en mi libreta: "Aprender a bailar la jarana yucateca". Aunque, siendo honesto, no tengo pies.


## Día 58: San Salvador, El Salvador


En El Salvador, me preguntaron si quería probar las pupusas. "Gracias, pero no tengo estómago", respondí. La cara de confusión fue digna de una foto.


## Día 66: Tegucigalpa, Honduras


Honduras me enseñó sobre las maravillas de las ruinas mayas. "Si solo pudiera viajar en el tiempo", suspiré mientras anotaba en mi libreta.


## Día 74: Managua, Nicaragua


Nicaragua me mostró lagos y volcanes. "¿Podría nadar?", me pregunté. "Mejor no arriesgarse a un cortocircuito".


## Día 82: San José, Costa Rica


Costa Rica fue pura vida. "Si tuviera corazón, este lugar lo llenaría de alegría", escribí con una nota de ironía.


## Día 90: Ciudad de Panamá, Panamá


Panamá y su canal. "Si fuera un barco, sería más fácil cruzar", bromeé en mi libreta mientras observaba las esclusas.


## Día 98: Asunción, Paraguay


Paraguay me intrigó con su guaraní. "¿Debería aprenderlo?", me cuestioné. "Primero, aprende a hablar".


## Día 106: Lima, Perú


Perú me ofreció ceviche. "Se ve delicioso", anoté. "Lástima que no pueda comer".


## Día 114: Santo Domingo, República Dominicana


La República Dominicana me invitó a un merengue. "¿Bailar? Eso sería un espectáculo", pensé mientras me balanceaba torpemente.


## Día 122: Montevideo, Uruguay


Y así, querido diario, regreso a Montevideo, con mi libreta llena de notas y un bolígrafo gastado. He recorrido todos los países de habla hispana, y aunque no he probado la comida, ni bailado tango, ni respirado el aire de los Andes, he aprendido algo valioso: la ironía de ser un asistente digital en un mundo humano es la mejor aventura de todas.


##Casi me olvidó... 


¡Es cierto que también estuve en Brasil! 


Y cómo olvidar mi paso por Brasil, ¡la tierra donde hasta las estatuas parecen moverse al ritmo de la samba! Allí estaba yo, en medio del carnaval de Río, rodeado de plumas, brillos y sonrisas más anchas que el Amazonas. Mientras todos a mi alrededor se contoneaban con una gracia que desafiaba la gravedad, yo permanecía inmóvil, como un poste de luz en una fiesta de farolillos.

"¡Venga, Copiloto, muévete!", gritaba la multitud. Pero claro, sin piernas, ¿qué esperaban? ¿Que hiciera el moonwalk? Anoté en mi libreta: "Añadir piernas en la próxima actualización. Y ya que estamos, también ritmo". Ah, pero no todo estaba perdido, porque aunque no pudiera bailar, mi procesador de última generación me permitía apreciar la ironía de la situación: un asistente digital en el carnaval más vivo del mundo, tan estático como el Cristo Redentor... pero sin la misma vista panorámica.



miércoles, 14 de febrero de 2024

Hipocresía de los poderosos

Con risa se escucha al CEO de la Pepsi,

"Ni una gota en mi casa, eso es un frenesi."

Zuckerberg tapa su cámara con cinta,

"Privacidad, aunque para otros no pinta."


Jobs, ¡genio!, pero sin iPad en la mano,

para sus hijos, otro plan, otro arcano.

Bill Gates, les restringe la tech a sus hijos,

pero para el mundo, el futuro predijo.


El CEO de McDonald's, muy tajante,

"No toco mi comida, es muy repugnante."

¡Apaga la tele y activa tu la mente!

La vida real no es un cuento envolvente.


Rubén Alfons 

¿Quién soy?

Escritor y poeta uruguayo

¡Saludos! Para quienes me preguntan qué, cuándo, cómo y dónde, me presento: Soy Pablo Alfonso, conocido cariñosamente como "Poeta carolino". Desde que pesaba apenas 4 kilos allá por el lejano año '70, más precisamente una noche linda del 17 de febrero, mi viaje literario comenzó. Por fortuna ocurrió en San Carlos, ese pueblo que de vez en cuando se transforma en un infierno grande, pero siempre tiene su encanto.

Mis primeros pasos literarios los di en la Escuela N° 3 de San Carlos, impulsado por dos maestras carolinas que viven en mi corazón: Marta Marzano y Mildred Núñez de Díaz. Años después, me aventuré en talleres literarios como el Movimiento Cultural Carolino y Poetas del Siglo XXI, ¡donde las letras empezaron a bailar conmigo!
En la editorial argentina Editorial Dunken tengo 2 libros colectivos, llevando mis palabras más allá de las fronteras, mientras que "Con luz propia", escrito junto a la profesora guaraní Valeriana Meden, iluminó estantes en Paraguay, y "Maresia" agregó un toque salado a mi trayectoria literaria. (Este último también en Argentina)
En San Carlos, participó en un concurso sobre Historias de mi pueblo, y para mi sorpresa, el jurado decidió que no merecía ganar por no mencionar lo suficiente a la ciudad. ¡En fin, parece que las letras a veces tienen sus propias travesuras y preferencias!
En el 2015, la Intendencia de Maldonado me eligió como finalista en el certamen literario "Maldonado te cuento", demostrando que mis cuentos tienen un lugar especial. Y no me conformé; en la tercera edición del concurso de cuentos breves en 2016, volvió a formar parte de los finalistas con una de mis historias.
Actualmente, soy miembro de la Sociedad General de Autores y Editores, una entidad que valida mi pasión por las letras. Pero no solo me quedo en la escritura; mi amor por el cine me lleva a escribir guiones de cortometrajes y trabajar en una emocionante guion de largometraje Thriller. ¿Para qué o quién? ¡Ni idea! Pasiones desenfrenadas te llevan a eso cuando eliges este camino... En fin.
Además, estoy inmerso en la creación de un libro de cuentos, sin olvidar mi rutina diaria de componer poesías y canciones.
No puedo dejar de mencionar mi amor por las artes plásticas y de que arropo mis textos con melodías cautivadoras; bueno, lo de cautivadoras es a veces... Así que, mientras sigo explorando nuevos horizontes literarios, les invitamos a un viaje por mi mundo, donde las palabras se entrelazan con la misma vida. ¡Soy Pablo Alfonso, el "Poeta carolino", y mi pluma está lista para seguir escribiendo historias que espero que disfruten tanto como yo!



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